Buscar este blog

ME SOÑE BAILANDO CONTIGO

Soy Laura acabo de cumplir 22 años siempre he vivido con mi mamá y mi tía en esta casa; antigua, grande y con patio en el centro. Llena de macetas con geranios, azucenas y jaulas con canarios. Mi infancia fue feliz pues mi mamá y mi tía se encargaron de que nada me faltara. Lo único que no tuve fue a mi papá, pues murió cuando era pequeña, por eso soy hija única. Mi tía Ifigenia nunca se casó y sus cuidados siempre fueron para mí, ella es hermana de mi mamá. Fueron cuatro mis tíos, Guillermo, el más grande, Albertina, mi tía Gena y por último María, mi mamá.
¡Ah mi tía Albertina!, siempre tan elegante y bien vestida. Cada año nos visita y nos sorprende con su buen gusto. Luciendo linos y sedas cuando es verano y lanas de chashmere durante el invierno. A diferencia de mi mamá y mi tía Gena. Ellas no saben nada de modas y sólo se quitan el delantal para ir a misa. A mí también me gusta vestir bien, pero en este pueblo no hay nada. Tengo que ir a Aguascalientes a comprar la ropa. Siempre llevó poco dinero y compró los saldos. Sin embargo dicen que soy bonita y todo me queda bien.
Respecto a mi tía Albertina durante mucho tiempo no supimos nada. En la casa no se tocaba el tema. Después me di cuenta porqué. Unas amigas comentaron que hace como treinta años había huido con el licenciado González un hombre casado, que vivía en Zacatecas, donde le puso un departamento. Mi tío Guillermo lo fue a buscar y lo amenazó con una pistola, pero mi tía no se quiso regresar. Tiempo después se fue a la capital con otro señor. Un político que la llevó a viajar por el mundo y le compró muchas joyas. Es que ella era muy bonita-todavía lo es- con su pelo negro rizado y grandes ojos verdes, muy diferente a sus hermanos. Yo me parezco a ella aunque me faltan los ojos de color.
Mi mamá y mi tía Gena son muy buenas cocineras y casi cada tercer día hacen un pastel, en algunas ocasiones hasta los han vendido. En las tardes van al rosario. Bueno es que no hay muchas cosas que hacer por aquí. Son muy activas, la casa siempre está reluciente a pesar de tener tantos cuartos y ser muy amplia. La verdad a mi no me gusta hacer nada y siempre me regañan. Dicen que no sacudo bien, ni limpio los platos como debe ser. No lo hago por que yo nací para otras cosas. Mi mamá se enoja conmigo y dice que las mujeres debemos ser obedientes y buenas amas de casa.
Nunca he tenido novio. Los del pueblo no me gustan. Quisiera un hombre interesante, bien vestido, un profesionista. ¡Aquí no hay de esos!
Así como el amante que mi tía Albertina trajo hace cuatro años. Aunque ya es una mujer madura, llegó con un doctor muy guapo y elegante, hablaba de una manera que no le entendíamos pero parecía que sabía mucho. Además a todas nos trataba muy bien, en especial a mí. Conmigo era muy galante y me decía cosas bonitas. La verdad cuando se acercaba sentía cosquilleos en la piel y en el estómago. A veces de sólo sentir su presencia combinada con el olor de su loción me empezaban a temblar las piernas.
Una noche fuimos a cenar al único restaurante del pueblo. El doctor, que se llamaba Jesús, se dirigía a nosotras con tanta atención y finura, tenía modales tan masculinos que lo vi como el hombre más guapo del mundo. ¡A pesar de ser mucho mayor que yo!
Esa noche no pude dormir pensando en él, cuando por fin lo hice, soñé que bailábamos. Era una música romántica y lenta. Un salón lleno de candelabros en donde solo estábamos los dos. Sus brazos me apretaban con fuerza y delicadeza a la vez. Sus ojos expresivos y brillantes, me miraban fijamente. El pelo cano lo hacía verse más guapo. La música nos hacía dar vueltas por todo el salón, todo giraba a mi alrededor, de pronto se hizo más cadenciosa y sensual y fue entonces que me dio un beso que nunca, nunca,voy a olvidar… después me desperté.
Al día siguiente mi tía y él se fueron rumbo a la Ciudad de México y nunca más lo volví a ver…¡Cómo lo extraño!

No hay comentarios:

Publicar un comentario