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UN ESPIRITU SABIO


Los celtas creían que cada árbol poseía un espíritu sabio y que sus rostros podían verse en la corteza de sus troncos y sus voces escucharse en el sonido de las hojas moviéndose con el viento, leí en el muro de una amiga de facebook. Me gustó la imagen y me  puse a reflexionar sobre lo que observo cotidianamente  al recorrer  la ciudad. Me dí cuenta que en León los beneficios de los espíritus celtas son ignorados.  Pues es una práctica común podar los árboles hasta dejar un pequeño tronco o talarlos completamente.

Arboles de muchos años que sin consideración son desaparecidos con el pretexto de que estorban los cables de la luz o  porque el follaje o  flores que dejan caer constituyen una molestia para la limpieza de las banquetas  y sin más  deciden acabar con ellos.

 A diferencia de lo que se puede observar en infinidad de ciudades de México donde antiguos árboles llenan de belleza plazas y avenidas.  Sorprende que en León no se permita que crezcan y  el paisaje urbano esté dominado por el concreto. Signo de riqueza cultural y progreso es la admiración y respeto por la naturaleza. Como dijo en alguna ocasión Victor Hugo “Primero fue necesario civilizar al hombre en su relación con el hombre. Ahora es necesario civilizar al hombre en su relación con la naturaleza y los animales”

En la medida que una ciudad cuente con áreas arboladas la calidad de vida mejora pues  el aire está menos contaminado y las lluvias son más frecuentes ya que moderan las inclemencias  del clima y dan albergue a la vida silvestre.  Además de la recreación estética que implica la vista de sus formas, hojas y flores y también la que propician sus habitantes, pájaros y animales de diversas especies.  

En algunos boulevares de la ciudad existían desde hace tiempo hermosísimas jacarandas que en los últimos años han ido desapareciendo,  porque los han podado o literalmente talado  ya sea la Compañía de Luz o los vecinos alegando que son una molestia. Algunas veces los sustituyen con árboles jóvenes que tardaran largos años en crecer.Sin tomar en consideración que los árboles brindan grandes beneficios a las ciudades pues la caída  de la lluvia, nieve o granizo  se absorbe a través de ellos, protegiendo a las personas, los animales y también los edificios. Los árboles interceptan el agua, y almacenan parte de ella lo que reduce el escurrimiento excesivo causado por las tormentas y la posibilidad de inundación. Las heladas son menos duras debajo de los árboles porque el suelo libera menos energía radiante por la noche. La temperatura es más fresca en la proximidad de los árboles que lejos de éstos. Cuanto más grande sea el árbol, mayor será el enfriamiento. Ellos  pueden  moderar el efecto de isla de calor causado por el pavimento y los edificios.

Alguien dijo que los árboles son poemas que la tierra escribe en el cielo, y en eso tenía mucha razón. Entonces ¿Qué sucede en esta ciudad que no dejamos que los árboles crezcan y se le da prioridad a los cables  y al cemento?  ¿Por qué preferimos soportar el clima candente, la aridez y el polvo,  que dejar que un árbol nos brinde sus beneficios?

¿Acaso los habitantes de esta ciudad nos sentimos pequeños ante la complejidad y enormidad que representa un árbol ?

METAL