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FRIDA KHALO Y LA CASA AZUL


La obra de Frida Khalo está profundamente relacionada con la casa de su infancia  que después compartió con Diego Rivera, Su universo creativo se encuentra en la Casa Azul donde nació y murió.



Ubicada en la calle de Londres 247, en Coyoacán,  Ciudad de México se convirtió en museo en 1958. Cuatro años después de haber muerto la pintora.

 La Casa Azul Museo Frida Khalo es el espacio donde se  manifiesta  el espíritu de la artista latinoamericana más reconocida a nivel mundial. Allí se encuentran algunas de sus obras más importantes como "Viva la Vida" (1954) " Frida y la cesárea"(1931), "Retrato de padre Wilheim Khalo" (1952)


 "Cada objeto de la casa azul dice algo de la pintora: las muletas, los corsés y las medicinas son testimonios del sufrimiento de sus multiplés operaciones a las que fue sometida. Los exvotos, juguetes, vestidos y joyas hablan de una Frida coleccionista"




La Casa Azul cuando fue habitada por Frida y Diego se convirtió en punto de encuentro de grandes intelectuales y artistas de la época como André Breton, Tina Modotti, Edward Weston, León Trotsky, Juan O Gorman y muchos otros. En ese entonces Frida y Diego empezaron a coleccionar figuras de arte popular y arte prehispánico que todavía se pueden admirar en los jardínes. 



Así describió la casa en 1955 Carlos Pellicer
"Pintada de azul por fuera y por dentro, parece alojar un poco de cielo. es la casa típica de la tranquilidad pueblerina donde la buena mesa y el buen sueño le dan a uno la energía suficiente para vivir sin mayores sobresaltos y pacíficamente morir…”




En la Casa Azul también vivió Diego Rivera por largas temporadas. El muralista acabó por comprar la casa, al pagar las hipotecas y deudas que Guillermo Kahlo había contraído. Este último había sido un fotógrafo relevante durante el Porfiriato, venido a menos después de la Revolución.  Además, los múltiples gastos médicos generados por Frida después del accidente endeudaron a la familia.



La casona, que data de 1904, no era un lugar de grandes dimensiones.  Hoy tiene una construcción de 800 m2 y un terreno de 1200 m2. De acuerdo con la historiadora Beatriz Scharrer, el padre de Frida, Guillermo Kahlo -húngaro-alemán de nacimiento- construyó la casa a usanza de la época: un patio central con los cuartos rodeándolo, el exterior era totalmente afrancesado. Fueron Diego y Frida quienes, más tarde, le dieron un estilo muy particular y, al mismo tiempo, le imprimieron -con colores y decoración popular- su admiración por los pueblos de México.



Diego Rivera formó un fideicomiso adscrito al Banco de México y nombró un comité técnico integrado por familiares y amigos para vigilar el destino de los dos museos: el Anahuacalli y la Casa Azul. Diego murió tres años después que Frida, pero antes nombró directora y presidenta vitalicia de ambos lugares a su mecenas y amiga, Dolores Olmedo. Lola se hizo cargo de terminar la construcción del Anahuacalli -que se encontraba en una primera etapa- y de mantener éste y la Casa Azul abiertos al público. Con más entusiasmo en el primer caso que en el segundo -pues Lola nunca profesó cariño por Frida- Olmedo mantuvo los espacios funcionando con sus propios recursos y con un gran esfuerzo vital, pues el gobierno poco le ayudaba.



Antes de morir, Diego le pidió a Lola que, por un lapso de 15 años, no se abriera el baño de la que fuera la recámara del muralista en la Casa Azul.  Pasó el tiempo y, mientras vivió, Lola respetó la voluntad de su amigo. Dejó cerrado no sólo ese espacio, sino también el baño de la recámara de Frida, una pequeña bodega, baúles, roperos y cajones. Diego había dejado un inventario breve de las cosas que guardó en su baño, pero, hasta hace poco, no se sabía lo que se encontraba en el resto de los lugares.



Durante casi tres años un grupo de especialistas de ADABI ordenaron, clasificaron y digitalizaron el acervo recién abierto: 22 mil documentos, 6500 fotografías, 3874 revistas y publicaciones, 2170 libros, decenas de dibujos, objetos personales, vestidos, corsés, medicinas, juguetes... Dar a conocer estos archivos a la luz pública coincidió precisamente con el centenario del nacimiento de Frida Kahlo y el 50 aniversario luctuoso de Diego Rivera.




Los archivos y objetos descubiertos resultaron ser realmente interesantes, pues dan pistas para enriquecer la historia en torno a ambos artistas. Algunos expertos que han visitado la exposición comentan, sorprendidos, que la historia debía reescribirse, pues muchas de sus suposiciones tenían otro sentido.

Estos documentos y dibujos dan muchas y apasionantes claves sobre la obra de la pintora. Así por ejemplo, encontramos ilustraciones sobre la matriz y el desarrollo del feto humano, así como dibujos sobre este tema, que –más tarde se vio- corresponden al marco de madera de su díptico Naturaleza muerta.



En el fondo de un ropero, atrás de algunos libros, encontramos una libreta llena de dibujos. En ella apareció uno pequeño, pero importante: Las apariencias engañan.  En ese lugar también permanecían guardados varios borradores del texto que Frida escribiera sobre Diego -“Retrato de Diego Rivera”- para el homenaje del muralista en el Palacio de Bellas Artes. Se había dudado de la autoría de ese texto e incluso se le adjudicó a Alfonso Reyes, pero, gracias a este nuevo archivo, ahora tenemos la certeza de que salió de manos de Frida.


 Foto de Spencer Tunick en la Casa Azul

Textos de la página WEB del museo Frida Khalo la Casa Azul

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